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lunes, 27 de septiembre de 2010
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viernes, 3 de septiembre de 2010
jueves, 2 de septiembre de 2010
ORAR SIN CESAR.
“Orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17)“.
La oración es la medicina que va a curar todos los males.La oración es una espada que va a cortar todos los nudos y amarras. La oración es la llave que se encaja en la cerradura de la casa del pecador, librándolo de todos sus pavores y en la cerradura de la casa del cristiano bloqueando toda tristeza.” (Charles Spurgeon)
¿Cuál ha sido nuestra experiencia? ¿Hemos reservado alguno tiempo para Orar? ¿Hemos tenido el placer de hablar, constantemente, con Dios?
¿En qué ocasiones Lo hemos buscado? ¿Solemos dirigirle una palabra solamente cuando estamos viviendo un momento de crisis? ¿Nos acordamos de él apenas cuando la angustia se apodera de nuestro ser? O ¿hemos conversado con Él a cada instante — cuando nos levántanos, cuando nos disponemos para ir a trabajar, cuando nos dirigimos a los estudios, cuando estamos en la cocina preparando el almuerzo, cuando nos sentamos en una silla para descansar, cuando nuestros seres queridos salen, confiando que los guardará hasta que regresen para casa, cuando nos acostamos para dormir…?
¡Ah, cómo hace bien para nosotros los momentos de oración!Los problemas son olvidados, las dificultades son superadas, las chascos se transforman en un estímulo para un nuevo comienzo, las tempestades dan lugar a un día soleado y lleno de placer.
Orar es más que apenas hablar con Dios. Es sentir su presencia, es oír Su tierna voz, es disfrutar sus enseñanzas, es sentir las caricias de Su Espíritu. Un día sin oraciones es hueco y sin atractivo. Un día de oración con el Señor es colmado de gozo y satisfacción, de alegría y refrigerio, de sueños y conquistas, de una certeza plena de que todo irá bien para nosotros.
Use la llave de la oración para abrir su puerta de la vida abundante y eterna.
La oración es la medicina que va a curar todos los males.La oración es una espada que va a cortar todos los nudos y amarras. La oración es la llave que se encaja en la cerradura de la casa del pecador, librándolo de todos sus pavores y en la cerradura de la casa del cristiano bloqueando toda tristeza.” (Charles Spurgeon)
¿Cuál ha sido nuestra experiencia? ¿Hemos reservado alguno tiempo para Orar? ¿Hemos tenido el placer de hablar, constantemente, con Dios?
¿En qué ocasiones Lo hemos buscado? ¿Solemos dirigirle una palabra solamente cuando estamos viviendo un momento de crisis? ¿Nos acordamos de él apenas cuando la angustia se apodera de nuestro ser? O ¿hemos conversado con Él a cada instante — cuando nos levántanos, cuando nos disponemos para ir a trabajar, cuando nos dirigimos a los estudios, cuando estamos en la cocina preparando el almuerzo, cuando nos sentamos en una silla para descansar, cuando nuestros seres queridos salen, confiando que los guardará hasta que regresen para casa, cuando nos acostamos para dormir…?
¡Ah, cómo hace bien para nosotros los momentos de oración!Los problemas son olvidados, las dificultades son superadas, las chascos se transforman en un estímulo para un nuevo comienzo, las tempestades dan lugar a un día soleado y lleno de placer.
Orar es más que apenas hablar con Dios. Es sentir su presencia, es oír Su tierna voz, es disfrutar sus enseñanzas, es sentir las caricias de Su Espíritu. Un día sin oraciones es hueco y sin atractivo. Un día de oración con el Señor es colmado de gozo y satisfacción, de alegría y refrigerio, de sueños y conquistas, de una certeza plena de que todo irá bien para nosotros.
Use la llave de la oración para abrir su puerta de la vida abundante y eterna.
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